LIBROS

Zoóngoro Bailongo, cuentos de raíz jarocha

Presentaron libro de Zenén Zeferino
Músico, decimista improvisador, productor de radio, cuentista, jaranero por tradición familiar y comunitaria y premio nacional de radio cultural 2007, Zenén Zeferino Huervo presentó la noche del 28 de diciembre su libro Sóngoro Bailongo, cuentos de raíz jarocha. (Ediciones el Naranjo, 2009).
El libro incluye 37 ilustraciones de Julio Torres Lara, diseñador, artista visual y promotor cultural, quien también ilustró el libro Ariles y más ariles, los animales en el son jarocho. La escuela primaria “Rebecca Arias de López”, en Jáltipan de Morelos, fue el escenario de la presentación.
Desde las seis de la tarde el grupo El Sonoro Sueño interpretó sones, destacando los llamados sones para niños: El Solecito, Los Cotorritos y La Pandorga
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Tu dulce risa, tierna y sencilla
sabe a guayaba, sabe a frutilla
sabe a pitaya y a marañón
cantando alegre, bailando el son

Alternando con la música, el antropólogo Florentino Cruz Martínez, y el profesor Juan Ortiz Rosado fueron los encargados de las palabras que refirieron el contenido de Sóngoro Bailongo.
El antropólogo Florentino Cruz inició diciendo que Sóngoro Bailongo evoca el título de “uno de los libros de poemas que escribió Nicolás Guillen: Sóngoro Consongo, allá por 1931.” Describió que el libro de Zenén Zeferino comprende una introducción donde el autor explica cómo se hizo poeta y músico, “seducido por la exuberancia del trópico, del monte y sus habitantes”.
En reseña de Cruz Martínez, “el libro de Zenén nos habla de seis cuentos que pueden leerse de manera separada o un todo entrelazado. Completado con un glosario para que los foráneos se familiaricen con los localismos del Istmo veracruzano. Estos seis cuentos comprenden a Leovigilda, una leona de montaña que duerme en los brazos de Cidronio, el viejo cedro; nos hablan de Zancudiermo Mosqueda, el único al que Zenén le puso apellido, el mosquito de presencia galante que sufre la persecución de la rana Ranulfa; nos habla de Chalío el chaquiste, primo de Zancudiermo; también de Jabalda, la jabalina, amiga de Leovigilda, una virtuosa del monte porque Zenén la hace alfarera, cocinera y jaranera; aparece Armandillo el armadillo; el sexto cuento nos habla de Burregundo, el burro que decidió vivir eternamente en la selva y que con sus rebuznos daba las horas a los animales del bosque.
Estos animales vivían en paz en Ciénega Grande, hasta que un basurero encendido con su nube tóxica alteró su forma de vida. Mediante la sabiduría del viejo Cidronio, se transforman en instrumentos musicales que son ejecutados por los chaneques, quienes arman un fandango para combatir, a ritmo de la música, la contaminación que amenaza su entorno”.
Como invitación para leer el libro, el antropólogo concluyó: “Es útil para los niños, cuya imaginación crece cuando un libro se abre y un televisor se apaga. Y como un adulto es un niño experimentado, también le traerá recuerdos de su infancia”.
“Para aquellos que no conocen las dimensiones que ha alcanzado Zenén Zeferino”, Juan Ortiz Rosaldo leyó parte de la biografía del músico jarocho: Nace en Jáltipan de Morelos, Veracruz, el 6 de octubre de 1971, en el seno de una familia de versadores y cantadores, quienes por varias generaciones han cultivado esta forma de expresión poética. Dentro de las actividades relevantes, se hace acreedor, esto es un orgullo para la gente chogostera, del Premio Nacional de Radio Cultural, en la categoría programa cultural, de la Red de Radios Culturales y Educativas de México; produce y conduce el programa radiófonico El Sonoro Sueño, con tres años de permanencia al aire en Radio Más; participa con el periodista Víctor Trujillo en el noticiero El Cristal con que se Mira, haciendo la editorial política con temas cantados en verso; ha realizado presentaciones en: Francia, Marruecos, Alemania, Brasil, Colombia, Hong Kong, Cuba, República de El Salvador y Shangai.

Azalia Hernández Rodríguez, Jáltipan de Morelos, Ver